2 may 2005

Cuentos



Empecé esta colección con la idea de enviarle a mi sobrina un cuento cada semana. Tal y como venía, al día siguiente lo metía en un sobre y lo mandaba al correo. Así pasaron la bella durmiente, pinocho, caperucita roja,los tres cerditos... cuentos que para mi no eran más que una disculpa para mantenerle a ella la ilusión de recibir una carta a su nombre y con un libro dentro. Hasta que apareció Pulgarcito, entonces me acordé de la tristeza y el temor que me produjo cuando lo leí, o me lo leyeron, de pequeña. No comprendía cómo me podían estar contando que unos padres abandonasen a sus hijos en el bosque como si se tratase de la cosa más normal del mundo. Por muy pobres que fueran. Y reincidiendo además, que dos veces los soltaron. Y el arrepentimiento final, que no sabía muy bien si aplicárselo al amor que sentían por los niños o a la habilidad de pulgarcito para resolverles economicamente el futuro.

En fin, que con estos antecedentes estaba decidida a evitarle esa inquietud a mi sobrina censurándole el cuento número cinco, cuando me dio por leerlo y...

SORPRESA!!!

Lo habían transformado en un cuento sentimentalmente correcto!!!la adaptación dice así:

"Un día, Pulgarcito y sus hermanos fueron a jugar al bosque. Como se lo estaban pasando bomba, ni siquiera se dieron cuenta de que se habían alejado mucho de casa. En esas estaban cuando cayó la noche. De pronto, el bosque se tornó oscuro y amenazador..."

y no sígo. Me quedo tranquila porque ya sé que los niños se perdieron solitos. De este modo, Pulgarcito y sus hermanos se ahorran un viaje a casa, el que hicieron siguiendo los guijarros, porque las migas damos por supuesto que se las comieron los pájaros del bosque, y disponen del resto de la aventura para vérselas con el ogro, quedarse con su tesoro y volver a su casa junto a sus papás, que, ahora sí, rebosan de sana alegría al recibirlos.

Y colorín colorado, este post se ha acabado.