Un canto dócil e inexpresivo.
Una sombra que te rodea lentamente la cintura.
El paso del tiempo.
Como un observador mudo
veo el Sol levantarse,
las nubes pasar,
el viento azotarme la piel curtida.
Y todo para recordarme
que soy nada.
Que si ahora mismo
debiera faltar
las cosas seguirian su curso
sin mi.
Que nadie me invitó
a este grandioso escenario
y que tampoco hago mucha falta.
Ojalá pudiera echar
toda la mierda que llevo dentro.
Maloliente recuerdo
de mi existencia
devuelto a la Madre Naturaleza.
Ojalá el lastre del que me hablas
sea cierto
para poder sentirme importante.
Para poder justificar mi presencia.
Pero hay cosas inexplicables.
Como el amor,
como la sangre que se mueve por dentro,
como la ira,
o como el destino
de aquellos que no tiene otra cosa
a la que agarrarse.
Para ti por siempre, serena inquietud,
que me quemas por dentro.
Porque sabes mejor que yo
que mi lugar en el mundo
es del todo irrelevante.